RESPUESTA A LOS PADRES POR LA DEMORA EN LA ENTREGA DE LOS TÍTULOS
Carta al Director publicada en el día de la fecha en el diario La Gaceta
"Títulos demorados
Respecto de la carta “Títulos demorados” (8/5), cumplo en informar que la situación descripta como inexplicable se hace desde la desinformación, ya que es perfectamente explicable. Culminado el último acto académico que exige el Plan de Estudios de la Carrera de Médico, debemos verificar que se hayan cumplido todos y cada uno de los requisitos académicos, lo cual, para esta carrera, es más exigente, ya que el graduado intervendrá no sólo en la promoción del bienestar y la salud, sino en la protección de la vida de sus conciudadanos. Esta fase es ardua y tiene a su vez etapas en las que se corrobora que se hayan aprobado todos los espacios curriculares, y que estos sean congruentes con la descripción formal del Plan de Estudios vigente. Esto último, habida cuenta de la dinámica que tiene cualquier currículo en medicina, el que, si bien se desarrolla al ritmo de las innovaciones científico-técnicas, no puede apartarse en demasía del contrato docente representado por el plan aprobado por la Nación. Debe recordarse, en este sentido, que la Carrera de Médico prepara para el ejercicio de una profesión de riesgo social, tal como lo prevén el artículo 43 de la Ley de Educación Superior y sus normas complementarias. En relación con el tiempo de entrega de los títulos, la comunidad universitaria, frecuente lectora de ese prestigioso diario, sabe perfectamente que la entrega de los mismos, en general, supera, y a veces largamente, un año entre el último acto académico y la entrega formal del título. En esta Facultad no se conocen casos que demoren ese tiempo, a excepción de alumnos cuyas carreras fueran observadas durante los procesos de verificación. Esta Facultad tiene una agenda, y está atenta a los cronogramas de Concursos de Residencias, en particular a las estatales que concentran el grueso de las perspectivas de los graduados. En este marco, se están haciendo, desde hace días y durante casi todas las jornadas, juras privadas, y los días 13 y 14 del corriente se celebrarán sendos actos académicos para entregárselos a quienes, sin premura y para coronar un largo sacrificio personal y familiar, esperan un acto de entrega formal, y no “por ventanilla”. La fecha escogida fue elegida lo más cercana al 15 de mayo, ya que se acordó con el Ministerio de Salud de Tucumán, que este año los estudiantes pueden presentar el original acompañado de copia simple para tomar efectiva posesión de sus cargos y tratar pacientes, dejando para más adelante el completamiento de sus legajos con copias autenticadas por el Rectorado de la UNT. Hoy se encuentran listos los últimos 86 títulos de quienes se graduaran el año pasado hasta octubre inclusive, debiendo señalar que transcurrieron sólo cinco meses hábiles para quienes rindieron en octubre, si se descuenta el receso veraniego. En relación con los estudiantes que rindieran en la segunda quincena de diciembre, con mayoría de trámites iniciados en la segunda quincena de febrero y tres meses hábiles transcurridos, esperamos entregar la mayor cantidad posible de esos títulos, encontrándose para esa gestión en Buenos Aires, la vicedecana y la secretaria de Bienestar Universitario. Es este un esfuerzo institucional intenso apoyado por la Dirección Nacional de Gestión Universitaria y nuestro Rectorado, gracias a los cuales culminaremos la entrega de esos títulos en seis días más. Señalo que tomamos y seguiremos tomando todos los recaudos, que debemos tomar para emitir ese valioso cheque con fondos que entrega la Universidad; afirmamos que no se ha producido daño a derecho alguno de ingresantes a residencias ni se ha puesto en riesgo ese derecho. Muy por el contrario, lamento esas aseveraciones injustas. Digo, en este sentido, que la imputación de ridiculez e inoperancia tiene una liviandad tal que lesiona el trabajo digno del personal no docente de la Facultad y del Rectorado, que ha extendido su jornada laboral para cumplir con nuestra agenda. Finalmente, y más allá de mi función en gestión, permítame una reflexión desde la docencia: vivimos en una sociedad crispada, pero aún en ella la templanza y la prudencia son consideradas rasgos esenciales en las personas que ejercen la medicina; ello exige una plena asunción de las personalísimas responsabilidades que tiene un graduado y que obliga a contar con información consistente previa, antes de una denuncia infundada, conducta que, tengo una gran esperanza, no se extenderá a su práctica profesional. Saludo y celebro a LA GACETA, que ofrece estos transparentes espacios, tanto para la opinión del lector, como para la respuesta pertinente de la institución.
Mateo Martínez - Decano de la Facultad de Medicina UNT